martes, 27 de octubre de 2015

DANUT DALCA










Papel de cocina

Cuando estoy en mi casa no gasto pañuelos,
utilizo papel de cocina.
Si tengo que llorar, enjuga bien las lágrimas
y las nasales secreciones, por supuesto.
El papel de cocina también lo uso
para escribir. Me gusta ver cómo la tinta,
a través de minúsculos ríos que no desembocan,
se expande hasta dejar las palabras borrosas,
igual que si estuvieran a medio decir,
y las que no me gustan las difumino
hasta quedar impronunciables.
Probad si no a escribir la palabra “poesía”
y observaréis que al acabar de dibujarla
se ha vuelto tan borrosa que nunca sabremos
qué significa, por lo tanto
podremos olvidarla sin inquietud alguna.
Ahora bien, lo que suelo escribir más a menudo
es tu nombre. Tu nombre difuminado,
casi a medio decir, igual que si estuviera
de manera constante susurrándolo
muy cerca de tu oído.


 Traducción de Daniel Ortega.

Imagen: Norman Rockwell, Income Tax. Ilustración para The Saturday Evening Post, 17 de marzo de 1945.


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