Papel
de cocina
Cuando estoy en mi casa no
gasto pañuelos,
utilizo papel de cocina.
Si tengo que llorar, enjuga
bien las lágrimas
y las nasales secreciones,
por supuesto.
El papel de cocina también
lo uso
para escribir. Me gusta ver
cómo la tinta,
a través de minúsculos ríos
que no desembocan,
se expande hasta dejar las
palabras borrosas,
igual que si estuvieran a
medio decir,
y las que no me gustan las
difumino
hasta quedar
impronunciables.
Probad si no a escribir la
palabra “poesía”
y observaréis que al acabar
de dibujarla
se ha vuelto tan borrosa que
nunca sabremos
qué significa, por lo tanto
podremos olvidarla sin
inquietud alguna.
Ahora bien, lo que suelo
escribir más a menudo
es tu nombre. Tu nombre
difuminado,
casi a medio decir, igual
que si estuviera
de manera constante
susurrándolo
muy cerca de tu oído.
Traducción de Daniel Ortega.
Imagen: Norman Rockwell, Income Tax. Ilustración para The
Saturday Evening Post, 17 de marzo de 1945.
No hay comentarios:
Publicar un comentario