¡Ay, triste del que un día
en su esfinge interior
pone los ojos e interroga!
Está perdido.
¡Ay del que pide eurekas al
placer o al dolor!
Dos dioses hay, y son:
Ignorancia y Olvido.
Lo que el árbol desea decir
y dice al viento,
y lo que el animal
manifiesta en su instinto,
cristalizamos en palabra y
pensamiento.
Nada más que maneras
expresan lo distinto.
Imagen: Laurits Andersen Ring, Sønnen Ole kigger ud af vinduet, 1930.
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