sábado, 24 de octubre de 2015

RUBÉN DARÍO










¡Ay, triste del que un día en su esfinge interior
pone los ojos e interroga! Está perdido.
¡Ay del que pide eurekas al placer o al dolor!
Dos dioses hay, y son: Ignorancia y Olvido.

Lo que el árbol desea decir y dice al viento,
y lo que el animal manifiesta en su instinto,
cristalizamos en palabra y pensamiento.
Nada más que maneras expresan lo distinto.


Imagen: Laurits Andersen Ring, Sønnen Ole kigger ud af vinduet, 1930.


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