Cómo
sería mi casa si fuera una persona
Esa persona sería un animal.
Y ese animal sería grande;
por lo menos, grande
como un caballo de tiro.
Rumiaría, como las vacas,
con varios estómagos.
Nadie podría seguirlo
hasta la espesura del
matorral para presenciar
sus hábitos de apareo.
Escondido por el pelaje,
el sexo sería difícil de
determinar.
Definitivamente desalentaría
la investigación. Pero, si
no lo molestaran,
sería un animal bueno,
amigable,
confiado como un pichoncito.
Su inteligencia
sería de un orden superior,
ni humana ni animal, élfica.
Y ronronearía. Aunque,
claro,
tratándose de una casa,
tendrías que sentarte en su regazo
y no al revés.
Versión de Sandra Toro.
Imagen: Vilhelm Holsøe,
Interior. Mujer del artista ante una ventana.
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