Dios
es un árbol
Ayer no había viento. Ayer
no había tiempo.
Sólo una claridad sin
brillo,
un fondo neutro, una hoja de
papel
donde escribir cualquier
tiempo pasado,
la cereza mordida,
cosas muertas, personas que
se fueron,
la fruta que ha perdido el
brillo,
el polvo en la memoria.
Escribo el primer nombre: Dios,
después jirafa
y por último octubre, tres
vocablos
que la memoria enlaza. Luego
el verano termina y estamos
en octubre
y ahí está la jirafa
comiéndose las hojas
de las ramas más altas. Las
hojas de Dios
poco antes de que a Dios lo
despoje de su manto
el viento frío y quede
desnudo
como un mendigo que tirita.
Traducción de Estanislao
Górriz.
Imagen: Jacques-Laurent Agasse, The Nubian Giraffe, 1827.
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