domingo, 9 de agosto de 2015

RANGNVALD NYBORG










Dios es un árbol

Ayer no había viento. Ayer no había tiempo.
Sólo una claridad sin brillo,
un fondo neutro, una hoja de papel
donde escribir cualquier tiempo pasado,
la cereza mordida,
cosas muertas, personas que se fueron,
la fruta que ha perdido el brillo,
el polvo en la memoria.
Escribo el primer nombre: Dios, después jirafa
y por último octubre, tres vocablos
que la memoria enlaza. Luego
el verano termina y estamos en octubre
y ahí está la jirafa comiéndose las hojas
de las ramas más altas. Las hojas de Dios
poco antes de que a Dios lo despoje de su manto
el viento frío y quede desnudo
como un mendigo que tirita.


Traducción de Estanislao Górriz.

Imagen: Jacques-Laurent Agasse, The Nubian Giraffe, 1827.



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