martes, 11 de agosto de 2015

KURT BROOKS










Casas

Una a una las casas donde viví
se alinean cual tren que no camina,
pero camina el tiempo sobre ellas.
El recuerdo que de ellas pervive
lo barrieron los otros que después las habitaron.
Jóvenes, viejos, niños,
un muerto que durmió en esta alcoba
y mujeres yaciendo a la espera
de aquel que no respetará su sueño.
En la cocina pan y mantequilla,
desayuno, comida y cena,
el cuerpo del delito en el sótano,
las lágrimas del niño en plena noche,
un “ya no aguanto más.”
“Vete a la mierda.” “No son horas.”
“Besé sus labios.” “Cuida de mamá.”
“Ahora vuelvo…”
Son distintas las voces pero las palabras
son las mismas de siempre, la misma historia
contada dos mil veces; también la mía.
Todo se queda atrás, todo se muere,
como el recuerdo, como el hombre,
como el que antes lloraba, como los pájaros
que no volvieron, que no anidaron
algún día en mis brazos.
Están aquí las casas, no se mueven.
Yo sí. Corro hacia abajo y no vuelvo.


Traducción de José Cohen Domingo.

Imagen: Edward Hopper, Sunday Morning, 1930.


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