miércoles, 5 de agosto de 2015

BRATUMIL KOSTKA










Miguel Strogoff

Cuando me aburro pienso en ti y no quiero.
Pienso en ti cuando tengo un día tonto
y el recuerdo de aquello vuelve.
Vienes como un fantasma,
tienes sangre en la boca.
Aún no cicatriza tu mordedura
en aquel corazón, el mío.
Puedo reconocer mi inocencia
y lo haría ante un juez si fuera necesario.
Me aburro y vuelves, tomas posesión
de mi alma igual que antes, mucho antes
de la extinción del ser humano.
Y me voy a la calle.
Miro cómo la gente no me mira,
como si no existiera. Hago el imbécil
con tal de no aburrirme.
Trabajo, vuelvo a casa, tiendo la ropa,
escucho las noticias atentamente,
cuento luego los pájaros en el árbol
de la acera; sus ramas no se mueven.
No vengas, vete; estoy leyendo ahora.
A Miguel Strogoff lo han dejado ciego,
su madre se desmaya abrumada por la pena.
¡Cuánta crueldad alberga el alma humana!
No me aburro. He cerrado la puerta
por donde llegas.
                                Creo que te he vencido.


Traducción de Alberto Dorado.

Imagen: Cartel del filme Michel Stogoff, Victor Tourjansky, 1926.


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