sábado, 1 de agosto de 2015

DOROTHY HUNTER






El maizal por la tarde

Aquí no corren ríos de leche y miel
pero el maizal roza los cielos,
las nubes, las estrellas los oros del ocaso.
Una no puede encaramarse al maíz,
se puede encaramar a un árbol.
Las ramas son peldaños de una escala
si aquello que deseas se halla en la copa.
Eso si lo que quieres es el ascenso.
Puedes quedarte bajo el árbol o internarte
en el maizal si lo que ansías
es que lo horizontal marque tu paso.
Allá arriba quietud abajo movimiento.
Cielo y tierra enfrentados. Cielo y tierra
unidos por un árbol o por un maizal
que roce el cielo de la tarde.
Siempre arriba y abajo.
Siempre abajo y arriba.
No podemos quedarnos en medio.
En medio solo hay aire,
el viento que te arrastra allí donde no hay nada,
donde no se reduce el tiempo ni se expande,
allí donde reside los único que es eterno.


Traducción: Alejandra Burguillos Rasero.

Imagen: David López García, Balazote, 2003.


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