El
olvido
La carretera que recorre
este poema
pasa por el otoño, lo
traspasa
de parte a parte y cruza un
río
por el que a veces flotan
cuerpos a la deriva,
imprecisos esquifes sin
remero.
No es el río de la vida
ni el de la muerte, aquel
que deben
atravesar las almas que
regresan.
El agua tiene un brillo
acerado:
un gran cuchillo que
secciona
la tierra con su arista.
Los árboles aquí y allá
cuentan cómo era todo antes
de que se abriese la herida.
Cauce arriba las aguas se
enrojecen,
se vuelven turbulentas.
No tardará en llegar hasta
aquí la riada,
la gran inundación.
Traducción de Santiago
Gómez.
Imagen: Frank Forward, Flood from Gun Hill, Southwold, Suffolk, 1953.
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