Seo
de Urgel, invierno de 1977
El deseo se duerme y ya no
ansía
acallar su deseo en el
azúcar,
pronto habrá solo sombras en
la estancia
y frío, frío invierno en los
rincones.
Y senderos sin rumbo y hojas
secas
y aristas en las rocas
descarnadas
y espinos en los ojos de los
hombres
y sal sobre las notas del
jilguero.
El ocaso camina hacia la
noche
con miedo de no hallar quien
lo cobije.
No hay nadie, todo calla y
se asemeja
el momento a la calma del
sepulcro.
El aire se detiene y el
silencio
anega la ciudad y la sumerge
en un vacío estéril que
emborrona
el lienzo de las calles y
los montes.
La nieve es la primera de
este invierno,
ingrávida cual plumas que
los ángeles
pierden cuando aletean en la
aurora.
Desciende sigilosa: un sueño
blanco.
El sueño es blanco y gris es
la amargura
que cubre el universo con su
capa.
Imagen: Stuart Davis, City Snow
Scene, 1911.
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