El ocaso traedme en una
taza,
contadme las vasijas de la
aurora
para decirme su rocío
exacto;
Decidme hasta qué altura da
la mañana un brinco
y cuánto duerme el tejedor
que hizo
ese lienzo de azul tan
dilatado.
Escribid cuántas notas en su
éxtasis
tiene el recién llegado
petirrojo
entre asombradas ramas del
estío;
cuántos viajes hace la
tortuga,
cuántas tazas la abeja
saborea,
ebria de su rocío.
¿Quién puso al arco iris sus
estribos
y quién guía las dóciles
esferas
con mimbres del azul más
delicado?
¿Qué dedos pulsarán la
estalactita
y quién cuenta el dinero de
la noche
para saber si todo está
pagado?
¿Quién construyó esta casa
pequeñita
y dejó tan cerradas las
ventanas
que se quedó mi alma toda a
oscuras?
¿Y quién me sacará un día de
fiesta,
con unas alas negras para
huir, como pompa
que aún no te figuras?
Traducción de Mariá Manent.
Imagen: Caspar David
Friedrich, Frau vor untergehender Sonne,
hacia 1818.
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