Por
una analogía del paisaje
La lluvia de estos días ha
velado
los cerros con quiméricos
matices,
y desvela a lo lejos sus barnices
un otoño tardío y deseado.
Esta tarde el silencio ha
conquistado,
bajando de la copa a las
raíces,
el horizonte. Al fin las
cicatrices
del larguísimo estío se han
cerrado.
Cruza una nube gris la
arquitectura
imposible de ramas
espectrales
mientras la tierra enferma
hasta la muerte.
Y yo vuelvo a temer, en la
impostura
del alma ante el paisaje,
las señales
de que hoy sí que está
echada nuestra suerte.
Imagen: Homer Winslow, The west
wind, 1891.
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