domingo, 8 de mayo de 2016

MERCEDES SANDOVAL REVERTE










El rey que teje

Para poder decir con la palabra
lo que en este momento mi alma siente
tendría que saber cuánto voltean
las hojas arrastradas por el viento,
el número de gotas de rocío
que destila la aurora entre sus dedos,
cuántas veces las aves aletean
cuando viajan al sur en el otoño,
los días y las noches que mi cuerpo
podría contener, pues en mi pobre
huerto sin luz, sin orden y sin aire,
sediento, brotan flores sin aroma.

Si el ángel mensajero apareciese
y por fin anunciara la llegada
de un almo y nuevo adviento, con su vuelo
la luz del sol, las nubes y la lluvia,
traería la dulce primavera…
Por la noche la luna este implacable
dolor que el corazón tenaz cultiva
sanaría, y tumbada bajo un árbol,
cantando entre la tierna y fresca yerba,
a merced siempre el alma de la brisa,
contemplaría el bello y sosegado
rostro del Rey que teje.


Imagen: Homer Winslow, The new novel, 1877.

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