lunes, 30 de mayo de 2016

AURELIO DALMAZZO










En una reunión de Poetas Anónimos

Hola. Me llamo Aurelio.
Y la sombra que a veces me acompaña
también se llama Aurelio.
Y aunque mi corazón no es de oro
responde por el nombre de Aurelio.
Se trata de un reloj corriente:
marca las horas una a una
y después una a una las olvida.
Me llamo Aurelio
porque mis padres deseaban
que fuese emperador, sabio y afable
y que, pasado un tiempo, se erigiera
una estatua de mí sobre un caballo
negro, blanco o zaíno.
El color daba igual con tal que fuese
un robusto y enorme corcel.
Era lo del caballo imprescindible,
aún más que lo de sabio
o lo de emperador,
pues cualquiera, decían, aunque sea
el más vulgar de los humanos,
sobre un caballo adquiere
una tremenda relevancia.
Lo del caballo me gustaba porque
podría pasear sobre su grupa
a las chicas asidas con vigor a mi cintura.
Confieso que no soy emperador ni sabio.
Confieso que no tengo caballo ni chicas
asidas con firmeza a mi talle.
Lo único que tengo son palabras
que saco a pasear por la pradera
y sobre ellas montado me dirijo
hacia el dorado sol poniente,
lo mismo que un vaquero del Far West,
mientras una canción lánguida
suena en el melancólico final de la historia.
Suelen compadecerse las muchachas
del hombre solitario que espolea
hacia los oros del ocaso su montura.
Su deseo es hacerle compañía,
atemperar su pena y darle su tesoro
más áureo que el nombre Aurelio.
Deseo confesaros que las chicas
me gustan mucho más que cualquier cosa,
que soy un mal poeta y que me encuentro
desamparado, solo y triste…
Ahora estoy aquí para pediros
las señas o el teléfono de alguna
que desee asirse a mi cintura
y cabalgar conmigo en la pradera
y contar las estrellas por la noche
tendidos en la hierba muelle y verde.
Luego la noche, cómplice y tan sabia
como el emperador Aurelio mismo
encubriría, estoy seguro,
los innúmeros besos y caricias,
y otras cosas que ahora no me atrevo
a relatar por eso del decoro,
tan encendidos que podrían
abrasar el mundo.



Traducción de Alberto Russo.


Imagen: William Herbert Dunton, October.



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