lunes, 16 de mayo de 2016

CLAIRE LARRIBET










Receta

Aderezo mi guiso con olvido
y una pizca de sal y de pimienta;
la yerba de tu voz añado luego
y un poco de tus ojos, casi nada.
Mi corazón sin piel, bien troceado,
unos gramos de azul resplandeciente
de los días vividos sin reproches
y el filo del puñal que me clavaste.
Agrego poco a poco tus mentiras
mezcladas con tus besos y con vino
de modo que el aroma del agravio
consiga de firmeza el punto justo.
Después ha de cocer a frío lento
–el hielo que dejaste tras tu fuga-.
No se olvide mover de vez en cuando
con la acerba cuchara de la rabia
hasta lograr la exacta consistencia
que el eficaz veneno necesita.

Ha de tomarse luego lentamente
regado con las lágrimas del miedo.



Traducción de Santiago Gómez.


Imagen: Luis Meléndez, Bodegón con un trozo de salmón, un limón y tres vasijas, 1772.



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