VI
Vete de mí. Pero siento que
de ahora en más
me quedaré en tu sombra.
Nunca más, sola
en el umbral de la puerta
de mi vida aislada, dirigiré
los usos de mi alma ni
alzaré como antes
la mano serenamente al sol
sin sentir aquello de lo que
me abstengo,
el roce de tu mano en mi
palma. La condena
de la tierra nos separa y
deja tu corazón en el mío
con latidos duplicados. Lo
que hago
y lo que sueño te contienen,
como el vino
contiene el sabor de las
uvas. Y cuando a dios
pido por mí, él escucha tu
nombre,
y ve en mis ojos las
lágrimas de los dos.
Versión de Sandra Toro.
Imagen: Homer Winslow, Looking out to sea, 1872.
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