Rigores
de Juana
Si digo a Juana, cuanto
hermosa, fiera,
lo que la quiero, ingrata
corresponde;
si digo que es mi vida, me
responde
que se muriera porque no lo
fuera.
Si la busco del soto en la
ribera,
entre los verdes álamos se
esconde;
si va a la plaza, y la
pregunto adónde,
con la cesta me rompe la
mollera.
Si digo que es la hermosa
Polixena
dice que miento, porque no
es troyana,
ni griega ni la igualo con
Elena.
Eres hircana tigre, hermosa
Juana;
mas ¡ay! que aun para tigre
no era buena,
pues siendo de Madrid, no
fuera hircana.
Imagen: Franz von Stuck, Salomé, 1906.
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