Territorio
Igual que el asesino
sigiloso
se adentra en la morada de
su presa
donde encubierto aguarda su
momento,
así lo prohibido y lo
imposible
toman el corazón y allí se
quedan
engastados cual gemas para
siempre.
Entonces de la nada la luz
surge
obrándose el milagro
inexplicable
de concebir un mundo que,
aun sin hálito,
posee más belleza y verdad
tanta
que aquel que al corazón
oprime y ciega.
Solo el dardo certero que
derriba
conseguirá asolar mi oculto
reino.
Imagen: Arthur Hacker, Imprisoned
Spring, 1911.
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