Recuerda
Acuérdate de mí cuando yo
haya partido,
cuando me aleje del mundo
donde reina el silencio;
cuando tú ya no puedas
sujetarme de la mano,
ni yo me medio vuelva y al
volverme me quede.
Acuérdate de mí cuando día
tras día,
ya no puedas hablarme del
futuro soñado.
Recuérdame tan sólo;
comprenderás entonces
que el tiempo ya no admite
plegarias o consejos.
Y si acaso ocurriere que un
tiempo me olvidares
y luego me recuerdas, no te
me pongas triste:
que, si acaso me dejan
corrupción y tinieblas
un vestigio de aquellos
pensamientos que tuve,
preferiré mil veces que
olvides y sonrías
antes que me recuerdes con
ojos de tristeza.
Traducción de Adolfo
Sarabia.
Imagen: Frederick Walker, The
Woman in White, 1871.
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