XXIII
En tanto que de rosa y
azucena
se muestra la color en
vuestro gesto,
y que vuestro mirar
ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo
refrena;
y en tanto que el cabello,
que en la vena
del oro se escogió, con
vuelo presto,
por el hermoso cuello
blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y
desordena;
coged de vuestra alegre
primavera
el dulce fruto, antes que el
tiempo airado
cubra de nieve la hermosa
cumbre.
Marchitará la rosa el viento
helado,
todo lo mudará la edad
ligera,
por no hacer mudanza en su
costumbre.
Imagen: Lawrence Alma Tadema, Summer
Offering, 1911.
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