Silencio, en tu sepulcro
deposito
ronca voz, pluma ciega y
triste mano,
para que mi dolor no cante
en vano
al viento dado ya, en la
arena escrito.
Tumba y muerte de olvido
solicito,
aunque de avisos más que de
años cano,
donde hoy más que a la razón
me allano,
y al tiempo le daré cuanto
me quito.
Limitaré deseos y
esperanzas,
y en el orbe de un claro
desengaño
márgenes pondrá breves a mi
vida,
para que no me venzan
asechanzas
de quien intenta procurar mi
daño
y ocasionó tan próvida
huida.
Imagen: Kent Rockwell, Christian Graves. South Greenland, 1929.
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