El
Cristo de Velázquez
XIV
Arroyo-fuente
Como un arroyo al sol tu
cuerpo brilla,
vena de plata viva en la
negrura
de las rocas que ciñen su
encañada;
las aguas corren y el caudal
es uno
sobre el alma del cauce
duradero.
Nos bañamos en Ti, Jordán de carne,
y en Ti de agua y de
espíritu nacimos.
De tu haz en el cristal —ondas
de plata—
de la paloma el blanco vuelo
vemos:
sus alas se confunden con
las ondas,
pareciendo volar en lo
profundo
del lecho de tus aguas. Tú bautizas
con Espíritu Santo, nos
sumerges
en la mar increada, que es
luz pura.
La visión del espíritu en tu
pecho
se espeja, y a nosotros su
paloma,
blanca lengua de fuego, como
copo
vemos que nieva desde tu
regazo.
Eres, Jesús, cual una fuente viva
que canta en la espesura de
la selva
cantares vírgenes de eterno
amor.
Imagen: Diego Velázquez,
Cristo crucificado, hacia 1632.
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