sábado, 26 de marzo de 2016

DAVID LÓPEZ GARCÍA










Julio venía con las manos llenas

                         Aquí la alma navega
                         por un mar de dulzura y finalmente
                         en él ansí se anega
                         Fray Luis de León

                         Così tra questa
                         immensità s’annega il pensier mio:
                         e il naufragar m’è dolce in questo mare.
                         Giacomo Leopardi


Julio venía con las manos llenas
a la casa, debajo de los pinos,
donde la luz conseguía que todo
pareciera que aún estaba sumergido.
La vida era eso, vida, y se ofrecía
a todas las criaturas generosa:
los higos mostraban rosada carne
y los pájaros buscaban golosos
el dulce alimento del Paraíso,
las ranas hacían sonar sus crótalos
junto al cañaveral donde la luna
refrescaba su rostro entristecido.
Eran los olivos plata sonora,
era un alto palacio el algarrobo,
y yo tan solo una pequeña llama
que incendiaba las tardes sonrosadas,
daba luz cada noche a las estrellas
y vestía de raso las auroras.
Como un dios aprendiz estaba en todo
y todo era como yo lo creaba.
Navegaba el ámbito azul. El tiempo
era una esfera luminosa y pura…

Anegarme en ella es cuanto intento.



Imagen: Norman Rockwell, On top of the world, 1934.


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