miércoles, 16 de marzo de 2016

LEWIS DOHRN






La reina de las nieves

Tuvo que haber estrellas y la luna
tendría que brillar en esta noche,
pero son tan profundas las tinieblas
como el día anterior al primer día.
Cae la nieve blanda, silenciosa,
helando corazones de muchachas
pelirrojas que aguardan la anunciada
llegada jubilosa del Paráclito.
Y ella fría, callada, sin que el aire
mueva un solo cabello de su frente
allí donde pretende que se apaguen
las brasas que aún quedan del incendio
que un día calcinase nuestra casa.
Cae la nieve blanda, silenciosa
y no puedo llorar aunque quisiera.
Contemplo de los hielos sus raíces,
las cumbres ateridas por la nieve,
un reloj congelado que no late,
un corazón sin sangre y sin herida.
Y ella allí sin saber que no me escondo,
que no puedo moverme…


Traducción de Simeón Solórzano de la Cruz.

Imagen: Jaroslav Spillar, El arquero en invierno, 1899.


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