lunes, 14 de noviembre de 2016

DULCE MARÍA LOYNAZ










La neblina

Pienso que la neblina es acaso el aliento
de Dios soplando el alba, empañando el paisaje...
¡No me lo rompas, sol! ¡No me lo lleves, viento!
Dejad que Dios respire junto a mí.



Imagen: CasparDavidFriedrich, Der Morgen, 1821.





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