Borrasca
Nieva en mi habitación. Una
borrasca
procedente del Norte
nebuloso
se ha instalado en mi techo
persistente.
(De qué Norte, Señor, tan
inhumano
podría dimanar tanto
despego?)
Vierte su llanto helado
encaneciendo
mi cabeza, mis hombros, el
armario,
el libro que no leo y mi
zozobra.
Animales del hielo se pasean
ahora por mi alcoba y la
cocina.
Pronto lo cubrirá todo la
nieve
y aquí no habrá otra cosa
que la nada.
Tal vez muera de frío, acaso
de hambre.
Pereceré vacío, despoblado
y solo cual mamut allá en
Siberia.
Abierto el corazón dejé y
ahora
no encuentro la manera de
cerrarlo.
Imagen: Caspar David Friedrich, Das
Eismeer, 1823-1824.
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