Lo
que mi amigo Li me dijo
Se mueve el sol, también lo
hace la luna.
Las horas y los días, los
meses,
las estaciones y los años
se mueven, pero saben su
destino.
Los cien ríos caminan hacia
el este
para llenar el mar con sus
espumas.
Solo nosotros nos movemos
sin saber la causa,
sin saber dónde se halla el
fin de nuestra historia.
El sabio, sin embargo, no se
mueve;
habita en su cabaña y no
camina,
no persigue quimeras,
tampoco busca
la casa del dragón y sus
riquezas,
y no ambiciona el don de
tocar el cielo.
Cuando atardece tañe su
flauta.
Así despide al sol y recibe
a la luna.
Solo los árboles, las nubes,
solo las rocas y los pájaros
escuchan sus arpegios y
entienden
qué dice la secreta melodía.
Traducción de Ovidio Fierro.
Imagen: Hans Thoma, Moonlight Geiger, 1890.
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