domingo, 10 de abril de 2016

MERCEDES SANDOVAL REVERTE










El tiempo de mi tiempo

Como el ojo de Dios que nunca duerme
así mi corazón también vigila
el despiadado curso de las horas
con ese jubiloso desconsuelo
que es la revelación de lo viviente.
Y vigilo el fluir de la existencia
prisionera en la celda de tus brazos,
nadando por la sangre de tu cuerpo.
Mas al tiempo no temo puesto que eres
mi tiempo, los minutos, las milésimas
de segundo que mueven mi universo.
Cada vez que sonrío eres mi tiempo,
eres también el tiempo de mi llanto,
la letra capital de mis palabras,
el tiempo que recorre mis caminos,
el vértice espumoso de mis ondas,
el templo donde el tiempo se adormece,
el tiempo que será después del tiempo.




Imagen: George Frederick Watts, After the Deluge (The Forty-First Day), 1885–92. 



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