domingo, 29 de enero de 2017

MERCEDES SANDOVAL REVERTE










La nieve sobre Alcaraz

El cielo ceniciento se desploma
sobre el cerro y camina por las calles.
Son blancas las montañas y en la vega
el río se desliza sin sonido
a los pies de los álamos enjutos,
brazos grises envueltos en sudario.

Poco a poco la nieve se amontona
borrando los tejados y promesas.
El tiempo se detiene y el silencio
se recuesta desnudo en los portales.
No hay principio ni fin, solo carencia,
ni tristeza ni gozo y sí penuria.

Ahora me hallo sola, suspendida
en el albo mutismo del vacío
y no encuentro el camino ni el anhelo
ni la estela dejada tras mi paso.
Nieva en mi corazón y en sus alcores,
un reloj silencioso, yermo, roto.



Imagen: Caspar David Friedrich, Einsames Friedhofstor im Winter.

viernes, 27 de enero de 2017

EMILIO PRADOS










Alba rápida

¡Pronto, de prisa, mi reino,
que se me escapa, que huye,
que se me va por las fuentes!
¡Qué luces, qué cuchilladas
sobre sus torres enciende!
Los brazos de mi corona,
¡qué ramas al cielo tienden!
¡Qué silencios tumba el alma!
¡Qué puertas cruza la Muerte!
¡Pronto, que el reino se escapa!
¡Que se derrumban mis sienes!
¡Qué remolino en mis ojos!
¡Qué galopar en mi frente!
¡Qué caballos de blancura
mi sangre en el cielo vierte!
Ya van por el viento, suben,
saltan por la luz, se pierden
sobre las aguas...
                                 Ya vuelven
redondos, limpios, desnudos...
¡Qué primavera de nieve!
Sujetadme el cuerpo, ¡pronto!
¡que se me va, ¡que se pierde
su reino entre mis caballos!
¡que lo arrastran!, ¡que lo hieren!
¡que lo hacen pedazos, vivo,
bajo sus cascos celestes!
¡Pronto, que el reino acaba!
¡Ya se le tronchan las fuentes!
¡Ay, limpias yeguas del aire!
¡Ay, banderas de mi frente!
¡Qué galopar en mis ojos!
Ligero, el mundo amanece...


Imagen: Bruno Liljefors, Spoväng, 1924.



martes, 24 de enero de 2017

ROSARIO CASTELLANOS










Meditación en el umbral.

No, no es la solución
tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoi
ni apurar el arsénico de Madame Bovary
ni aguardar en los páramos de Ávila la visita
del ángel con venablo
antes de liarse el manto a la cabeza
y comenzar a actuar.
Ni concluir las leyes geométricas, contando
las vigas de la celda de castigo
como lo hizo Sor Juana. No es la solución
escribir, mientras llegan las visitas,
en la sala de estar de la familia Austen
ni encerrarse en el ático
de alguna residencia de la Nueva Inglaterra
y soñar, con la Biblia de los Dickinson,
debajo de una almohada de soltera.
Debe haber otro modo que no se llame Safo
ni Mesalina ni María Egipciaca
ni Magdalena ni Clemencia Isaura.
Otro modo de ser humano y libre.
Otro modo de ser.



Imagen: Hanna Pauli, Konstnaren Venny Soldan Brofeldt, 1886-1887.




domingo, 22 de enero de 2017

MERCEDES SANDOVAL REVERTE










Larache

                                                I'm on a blood buzz
                                                The National

Le dije al corazón adiós un día
y solté las amarras de la nave.
La frondosa esperanza se derrumba
como se abate el cáliz de los lirios.
Ignoramos la máquina del tiempo,
pero el fatal instante llega siempre
y el estrago ladino nunca quiere
admitir que la herida aún supura.
Me dejo conducir por un enjambre
de abejas para entrar en el vacío
a través de este mar y retraerme
en mi propia absorción de la materia.
Y luego, tan ligera como un junco,
me alzaré en el ocaso contra el fuego
combatiendo a los ángeles que guardan
diligentes la puerta del santuario
donde habita la luz que no se extingue.



Imagen: Eastman Johnson, The Girl I Left Behind Me, hacia 1870.





jueves, 19 de enero de 2017

ELIZABETH ZETLIN










Algunas funciones de la nieve

Para estar quieta. Para tocar
charadas con los árboles,
hacer cosquillas en la espalda de los lagos.
Para la anulación, la aliteración
y la rima. Para refrigerar
las rodillas, nos fuerza a volvernos lentos, a simplificar,
a limpiar los armarios. Para protegernos
y perder peso – el del agua
en las plantas dormidas, el de la tristeza
del resto de nosotros. Para destellar.
Para hacernos salir de abajo
de los patrones cristalizados. Para aclarar la paleta.
Para recordarnos que no tenemos el control.
Para despertar los hombros y doler las espaldas,
hacernos mirar para arriba de lo que sea que estemos haciendo,
para acercarnos a las nubes. Para ser
atmosféricos, traslúcidos, únicos en nuestra especie.
Para parar el tráfico, cerrar las escuelas, interferir las comunicaciones,
cancelar prácticamente todo mientras caemos a la tierra,
para agitar nuestros brazos como alas, convertirnos
en lo que nosotros llamamos ángeles de nieve,
entrar en la quietud, derretirnos.



Versión de Tom Maver.


Imagen: Harald Sohlberg, Efter snestorm, Lillegaten Røros, 1903.