Algunas
funciones de la nieve
Para estar quieta. Para
tocar
charadas con los árboles,
hacer cosquillas en la
espalda de los lagos.
Para la anulación, la
aliteración
y la rima. Para refrigerar
las rodillas, nos fuerza a
volvernos lentos, a simplificar,
a limpiar los armarios. Para
protegernos
y perder peso – el del agua
en las plantas dormidas, el
de la tristeza
del resto de nosotros. Para
destellar.
Para hacernos salir de abajo
de los patrones cristalizados.
Para aclarar la paleta.
Para recordarnos que no
tenemos el control.
Para despertar los hombros y
doler las espaldas,
hacernos mirar para arriba
de lo que sea que estemos haciendo,
para acercarnos a las nubes.
Para ser
atmosféricos, traslúcidos,
únicos en nuestra especie.
Para parar el tráfico,
cerrar las escuelas, interferir las comunicaciones,
cancelar prácticamente todo
mientras caemos a la tierra,
para agitar nuestros brazos
como alas, convertirnos
en lo que nosotros llamamos
ángeles de nieve,
entrar en la quietud,
derretirnos.
Versión de Tom Maver.
Imagen: Harald Sohlberg, Efter
snestorm, Lillegaten Røros, 1903.
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