martes, 10 de enero de 2017

JOAQUÍN ROMERO MURUBE










Jardín

 No es la fuente cuando corre
con cielos de musgo y plata,
ni es la brisa entre las hojas,
ni las aves cuando cantan.

No es la luz quebrada en oros
por el encaje de ramas
sobre la siesta profunda
del arrayán y la malva.

No es el temblor de los aires
al roce puro del ala,
cuando surcan por los cielos
mensajes de plumas blancas.

Es algo que está en la frente
o que por los labios pasa
otorgándonos la dulce
presencia de la esperanza.

Son oros desvanecidos
sobre yedras de murallas,
con un tibio olor difuso
de soledades y savias.

...Es el jardín hecho tacto
sobre los pulsos del alma
cuando la luz de la tarde
brilla, ya muerta, en el agua.



Imagen: Santiago Rusiñol, El jardín de las elegías. Son Moragues, hacia 1903.





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