jueves, 3 de diciembre de 2015

SALVATORE RACCIATTI










Adiós

Me desnudo de ti, de tu memoria,
de aquella dulce voz que me envolvía,
desnudo de los labios y los pechos
que saciaban mi sed y la apetencia
de devorarte;
desnudo de la fronda que ocultaba
la puerta del planeta subterráneo
donde rige la reina de las hadas
celadora de arcanos insondables,
de los hondos secretos de la dicha.

Solo un salto y ya está, las frías aguas,
la sosegada piel de esta laguna,
sin que aguarde a Caronte con su barca,
recibirá mi cuerpo para siempre.
Nadaré sin descanso hasta el ribazo
donde árboles inmóviles sustentan
sus frutos con la linfa que destila,
caritativa siempre, generosa,
la compasiva fuente del Leteo.


Trad. de Alberto Russo.

Imagen: José Benlliure y Gil, La Barca de Caronte.


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