martes, 15 de diciembre de 2015

ALBERTO RUBIO SERRANILLOS










Acerca del salmo 114      

Qué se puede pensar cuando uno lee
que saltaron los montes cual carneros,
que, como los corderos saltan, saltan
los collados, que el río huye, retorna
hasta sus fuentes primeras, cauce arriba.
Pensaremos entonces que la vida
y el mundo se hallan bien hechos, que es lógico
que los collados salten y que los ríos
retornen, porque el mundo y la existencia
hechos para eso están, para que no
podamos sorprendernos de que salten
los montes, o los ríos a las fuentes
vuelvan, para que el agua a lo profundo
mane, hasta las tinieblas más secretas
de lo desconocido.


Imagen: Hans Holbein el Joven, Estudio, hacia 1523.



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