Se vislumbran las montañas
azuladas más allá de la muralla Norte;
al este de la ciudad corre
el agua límpida y cristalina.
Aquí nos separamos, amigo,
para siempre.
Tú has de navegar diez mil
millas en barco,
como una planta acuática sin
raíces.
¡Oh las nubes viajeras y los
pensamientos de los vagabundos!
¡Oh los crepúsculos! ¡Oh la
nostalgia de los viejos amigos!
Nos separamos haciendo
gestos con la mano,
mientras nuestros corceles
se alejan paso a paso…, paso a paso…
Traducción de Marcela de
Juan.
Imagen: Frederic Remington, The
Night Rider, hacia 1908.
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