Nocturno
Llegaron las tinieblas y las
aves
han cesado sus vuelos y sus
cantos.
Es hora de dormir, dice la
madre
mientras el viento sopla
entre las ramas.
Ya no hay cielo ni tierra
entre lo oscuro
ni nadie que camine por la
calle.
Esta es la hora en que Judas
Iscariote
escucha cómo grita su
conciencia.
Nosotros nos tapamos con la
sábana
huyendo de la zarpa del
silencio,
del castigo feroz del
abandono.
Deseamos que el sueño nos
proteja:
mas líbranos del mal, le
suplicamos.
Los versos se pasean por mi
frente
cogidos de la mano como
niños
que juegan en el parque sin
descanso.
Van y vienen, ascienden,
bajan, gritan,
a ratos enmudecen y
retornan,
se ríen y se alejan…
Voy tras ellos
para bajar después por la
escalera
que nos lleva a la casa del
olvido.
Traducción de Estanislao
Górriz.
Imagen: Jozsef Rippl-Ronai,
Un parc la nuit, entre 1892 y 1895.
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