miércoles, 15 de julio de 2015

RANGNVALD NYBORG










Nocturno

Llegaron las tinieblas y las aves
han cesado sus vuelos y sus cantos.
Es hora de dormir, dice la madre
mientras el viento sopla entre las ramas.
Ya no hay cielo ni tierra entre lo oscuro
ni nadie que camine por la calle.
Esta es la hora en que Judas Iscariote
escucha cómo grita su conciencia.
Nosotros nos tapamos con la sábana
huyendo de la zarpa del silencio,
del castigo feroz del abandono.
Deseamos que el sueño nos proteja:
mas líbranos del mal, le suplicamos.
Los versos se pasean por mi frente
cogidos de la mano como niños
que juegan en el parque sin descanso.
Van y vienen, ascienden, bajan, gritan,
a ratos enmudecen y retornan,
se ríen y se alejan…
                                     Voy tras ellos
para bajar después por la escalera
que nos lleva a la casa del olvido.


Traducción de Estanislao Górriz.

Imagen: Jozsef Rippl-Ronai, Un parc la nuit, entre 1892 y 1895.


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