Yo, ni mandar ni ser mandado
quiero,
ni a ser humilde ni soberbio
aspiro;
y cuando llegue el último
suspiro
más quiero ser poltrón que
lisonjero.
Yo soy de mis afectos
consejero,
y de nada me quejo ni me
admiro;
y aunque es tan breve puerto
mi retiro,
más que en las ondas la
bonanza espero.
Y en quien el viento corre
más en popa,
y en el que su ambición le
va estrechando
en mar y tierra el término
de Europa.
Un gigantón veréis en lustre
y mando;
llegad más cerca y levantad
la ropa,
veréis debajo un ganapán
sudando.
Imagen: Filippo Palizzi, Il
pastore addormentato con il suo cane.
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