martes, 31 de marzo de 2015

W. J. BARRYMORE











Tarde de estío

Heme aquí con un libro en la mano
en busca de un lugar tranquilo donde leerlo.
Me aparto de la casa y escojo
la trasera pared del granero.
El suelo me sirve de asiento y de respaldo
la vieja madera descarnada.
Abro el libro y en él hallo unas colinas
que caminan tranquilas hacia el horizonte,
los restos calcinados de un maizal,
cardos secos, saltamontes, hormigas,
nubes deshilachadas en el cielo…
Las cuatro y cuarto de la tarde,
justo la hora que marca mi reloj.
Mas mi tiempo es el tiempo del libro,
un libro en el que no hay renglones ni letras,
solo una vasta página donde la tarde vibra.
De vez en vez la brisa arranca
una pequeña queja de los cardos
cuando estremece su corona.


Traducción de Casimiro Ropero.


Imagen: Grant Wood, New Road, 1939.









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