Última
carta de Henriette Vogel a Heinrich von Kleist
Mi Heinrich, mi dulce
música, mi jardín de jacintos…
Henriette
Vogel
¿Cuál es nuestra medida del
amor?
¿Existen las fronteras en el
cielo?
¿Puede acaso pesarse la
locura?
¿Se puede hacer tangible lo
inefable?
Cada día me asomo a tu
mirada
porque creo que puedo
conseguirlo,
porque eres mi maestro, mi
poeta,
la alma espada que porta el
caballero.
Eres mi sufrimiento, mi
alegría,
mi resurrección tras de la
muerte,
agua para mi hidrópica
zozobra,
el frío y el calor de mi
desmayo,
mi vital alimento, mi
reposo,
consuelo de mis ojos, mi
nostalgia.
Eres mi soledad nunca
entendida,
mi pecado mortal, mi
penitencia,
la fe que me rescata del
abismo,
el rocío del alba, el
arcoiris,
luz que ahuyenta las sombras
de mi verbo.
Eres el claro día, eres la
noche
que oculta los delitos del
amante.
Eres mi certidumbre, eres mi
duda,
eres el corazón del Paraíso,
la llave de la puerta de la
Gloria.
Imagen: Haynes King,
The Letter, 1872.
Bello poema!
ResponderEliminarGracias.
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