Celos
del poeta, porque vio a Juana columpiándose una tarde con otras doncellas
Para el columpio, que no es
justo, para
que el céfiro que engendras
bulliciosa,
dulce abanillo de tu cara
hermosa,
le pongas cuatro puntos en
la cara.
Yo vi tu pie, que me
ocultaste avara,
y la roseta del zapato
airosa,
que a tus mejillas trasladó
la rosa,
como si más que viera,
imaginara.
Mas ya celoso de la dicha
mía,
viendo que de otro pudo ser
gozada,
diré a tu tía (aunque de ti
se fía)
que andabas mal compuesta y
bien sentada,
¿más qué sirve decírselo a tu
tía,
que pienso que la tienes
preparada?
Imagen: Jean Honoré
Fragonard, El columpio, 1767.
No hay comentarios:
Publicar un comentario