A
Mercedes en su vuelo
¡Una viola de luz yerta y
helada
eres ya por las rocas de la
altura.
Una voz sin garganta, voz
oscura
que suena en todo sin sonar
en nada.
Tu pensamiento es nieve
resbalada
en la gloria sin fin de la
blancura.
Tu perfil es perenne
quemadura,
tu corazón paloma desatada.
Canta ya por el aire sin
cadena
la matinal fragante melodía,
monte de luz y llaga de
azucena.
Que nosotros aquí de noche y
día
haremos en la esquina de la
pena
una guirnalda de melancolía.
Imagen: Alexandre Louis
Leloir, Carruaje tirado por golondrinas.
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