viernes, 12 de mayo de 2017

DAVID LÓPEZ GARCÍA










La adopción

Mi único deseo es que me adopten.
¿Hay alguien que desee un hijo nuevo?
Mas, puestos a elegir, si fuesen pájaros
mucho mejor, ya sean de la clase
que sean, pero nada de gallinas
ni pavos ni avestruces ni otras aves
que quieren arrastrarse por la tierra.
Ah, y tampoco me gustan los canarios
porque es triste vivir en una jaula.
Yo prefiero el gorrión o la abubilla
–a pesar de su olor desagradable,
pero tiene una cresta tan graciosa-,
el cuco, el verderón, la lavandera…

Y todo porque quiero que me enseñen
a surcar los océanos del viento
y ese vuelo rasante sobre el lago
que te convierte en dos por un instante.
Mas lo mejor es ir de rama en rama
y que a uno le importe un pito doble
la gente, y defecar sin que te aflijas
de que te vea el juez o el rey de Roma;
dormir sin pesadillas, construir nidos
con colchones de plumas para todos,
atacar a los niños según Hitchcock,
poder gritar ¡socorro, que me caigo!
sabiendo que es mentira…



Imagen: Marc Chagall, Le Poete aux oiseaux, 1911.


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